En la Navidad de 1914, en plena Gran Guerra, más tarde conocida como I Guerra Mundial, en las trincheras de los alemanes y los aliados, en Nochebuena, unos y otros cantaron villancicos. En la mañana de Navidad salieron a relucir por aquí y por allá algunos balones y se jugaron partidos entre los bandos enfrentados. Balones en vez de cañones, fútbol en vez de guerra. Muchos chicos lo contaron cuando escribieron a sus casas, por eso se conoce esta historia.
Tal acto no gustó demasiado a los altos mandos y en años sucesivos los oficiales tomaron medidas para que esto no se volviera a repetir. Pero en aquellas cartas de los muchachos arrojados al frío y a la humedad de las trincheras quedó constancia de la ilusión y la felicidad de una mañana de fútbol y de paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario