viernes, 29 de agosto de 2008

Misión (casi) Imposible: Matar una mosca

¿Por qué es tan difícil matar una mosca? Michael Dickinson, del Instituto Tecnológico de California (Estados Unidos), un bioingeniero que ha dedicado su vida de trabajo al estudio del vuelo de los insectos y que ha construido una pequeña mosca robot llamada "Robofly" y un simulador tridimensional de vuelo llamado Fly-O-Vision (vamos, que está super obsesionado con este "animalillo" de los aires), ha realizado una investigación que lo deja todo muy claro: ¡Los cerebros de las moscas tienen conexiones para evitar los matamoscas! Ante la mera sospecha de una amenaza, estos insectos ajustan su posición de descanso para volar en la dirección opuesta, garantizando un escape seguro. Este descubrimiento ayuda a explicar por qué las moscas evaden los golpes de sus enemigos humanos. Estos movimientos son muy rápidos, en unos 100/200 milisegundos, tiempo en que el animal determina de dónde viene la amenaza, activa una serie de movimientos apropiados para posicionar sus patas y alas y darse el piro. En respuesta a una amenaza de frente, la mosca mueve sus patas del medio hacia adelante, se inclina hacia atrás y levanta sus patas traseras para un despegue trasero. Si la amenaza viene del costado, la mosca se inclina hacia el otro lado antes de despegar. Es lo que se dice, una auténtica hija de puta que se las sabe todas. Y es que la mosca tiene un ángulo de visión de casi 360 grados. Así cualquiera.
SOLUCIÓN DESESPERADA: Estos descubrimientos ofrecen nuevas miradas dentro del sistema nervioso de una mosca y sugieren que en su cerebro existe un mapa en el que la posición de la amenaza inminente se transforma en un patrón apropiado de movimientos en patas y cuerpos antes de echar a volar, una sofisticada transmisión de información del aparato sensorial al motor, aportando nuevas pistas de cómo engañar a este insecto cabrón. Así, es mejor no golpear en la posición inicial de la mosca: ¡apunta a la ruta de escape! Esto suele asegurar el éxito.
¡Suerte con esas cabronas! Y buena caza.

martes, 5 de agosto de 2008

¿Qué hora es?

Tres jovencitas llegan con sus mochilas y petates al hostal de un pequeño pueblo. El recepcionista comprueba el libro de registro y les comunica que no tiene una habitación para ellas. ¿Qué hora es?

(Solución más abajo.)
Pero piénsatelo antes... no seas mendrugo...

...dale vueltas al coco un poco más...

...razona algo
en tu vida, por Dios...

...exprímete
el limón...

...la cabeza está para algo más
que para sostener
el pelo...

¡hola, hola!, ¿hay alguien en casa?

...

¿ya?

Pues aquí está...

Respuesta:
El juego basa el equívoco en la polisemia (pluralidad de significados de una palabra) y en los sinónimos. Así, un sinónimo de "habitación" es "cuarto" y este término también tiene otro significado al referirse a 1/4 de la esfera horaria. Como el recepcionista comunica a las jóvenes que no hay "un cuarto" para ellas diríamos que falta un cuarto para las tres. Es decir, que son las 2 horas y 45 minutos.

viernes, 1 de agosto de 2008

El castigador

El castigador"El castigador", así se hace llamar Rodrigo Duterte, un ex capo mafioso de 63 años arrepentido y actual alcalde de la mayor ciudad del sur de Filipinas, Davao, en donde los índices de criminalidad han descendido desde que este polémico edil emplea su jarabe de palo.
Ha echado mano de antiguos contactos de su época como jefe de una banda delictiva y contratado a sicarios para que barrieran las calles de forajidos. En algunas ocasiones, él mismo la encabezado, escopeta al hombro, las operaciones policiales contra ladrones de bancos, narcotraficantes, secuestradores o violadores.
Llegó al sillón municipal por primera vez en 1987, cuando Filipinas acababa de restaurar la democracia tras la ley marcial impuesta por el dictador Ferdinand Marcos. Por aquel entonces, Davao sufría atentados habituales de los guerrilleros comunistas del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP) y del Frente Moro de Liberación Islámica, el mayor movimiento insurgente de Mindanao.
Donde habían fracasado las poderosas fuerzas de seguridad del régimen de Marcos, Duterte logró neutralizar en pocos años ambas amenazas. Antaño refugio de malhechores que se ocultaban en sus callejuelas de las autoridades de Manila, Davao, a mil kilómetros al sureste de la capital, presume ahora de una de las tasas de criminalidad más bajas de todo el país, gracias a los métodos de este alcalde (y la oficina local de turismo le da la razón).
Como quien avisa no es traidor, el propio Rodrigo Duterte se desplazaba a los campamentos rebeldes en las afueras de Davao, donde les advertía de "graves consecuencias" si no se marchaban de la ciudad. "La ley soy yo", les dejaba siempre bien clarito antes de montar en su motocicleta Harley Davidson, con la que todavía recorre las calles. Así, los rebeldes -y en general todos los criminales- pronto empezaron a "desaparecer" al poco de ser detenidos. Tras acabar con los malhechores violentos, volcó su atención en los pequeños delincuentes, a los que ordenó dar latigazos, y los conductores temerarios, a los que obligaba a pasear desnudos por el centro de la ciudad antes de ser encarcelados, como es de conocimiento público. Durante aquellos años, Duterte empleaba a los denominados "escuadrones de la muerte" para eliminar a sus rivales políticos, hasta que nadie pudo disputarle el poder, según han denunciado varios grupos de derechos humanos, incluida la AHRC. En 1998, decidió abandonar la alcaldía por la limitación a tres mandatos consecutivos y obtuvo en las elecciones de aquel año un escaño de congresista por Davao, donde seguía mandando en la sombra. Su inmensa popularidad y eficacia de sus métodos para combatir el crimen llevaron a dos presidentes, primero Fidel Ramos y luego el defenestrado Joseph Estrada, a ofrecerle la cartera de Interior en sus gobiernos, pero Duterte no quería trasladarse a Manila. Quien si aceptó ese cargo fue el actual alcalde de la capital, Alfredo Lim, apodado "Harry el Sucio" y uno de sus mejores amigos. "Si hubiera veinte más como Rodrigo Duterte, Filipinas no tendría ningún problema de inseguridad", asegura Lim, quien aplica en Manila algunas de las tácticas de "El Castigador" y señala con pintura roja las casas de los sospechosos de traficar con drogas. Ambos son considerados el prototipo de líder autoritario que mantiene seguro su territorio, limpio de corrupción y cuyo populismo le hace ser muy querido por los votantes.
Después de tres años "exiliado" de Davao como congresista en el Parlamento capitalino, Rodrigo Duterte regresó a la alcaldía en el año 2001, siendo reelegido de nuevo en 2004 y después en 2007, siempre por una aplastante mayoría y sin apenas oposición en una ciudad donde a nadie deja indiferente.