¿Por qué es tan difícil matar una mosca? Michael Dickinson, del Instituto Tecnológico de California (Estados Unidos), un bioingeniero que ha dedicado su vida de trabajo al estudio del vuelo de los insectos y que ha construido una pequeña mosca robot llamada "Robofly" y un simulador tridimensional de vuelo llamado Fly-O-Vision (vamos, que está super obsesionado con este "animalillo" de los aires), ha realizado una investigación que lo deja todo muy claro: ¡Los cerebros de las moscas tienen conexiones para evitar los matamoscas! Ante la mera sospecha de una amenaza, estos insectos ajustan su posición de descanso para volar en la dirección opuesta, garantizando un escape seguro. Este descubrimiento ayuda a explicar por qué las moscas evaden los golpes de sus enemigos humanos. Estos movimientos son muy rápidos, en unos 100/200 milisegundos, tiempo en que el animal determina de dónde viene la amenaza, activa una serie de movimientos apropiados para posicionar sus patas y alas y darse el piro. En respuesta a una amenaza de frente, la mosca mueve sus patas del medio hacia adelante, se inclina hacia atrás y levanta sus patas traseras para un despegue trasero. Si la amenaza viene del costado, la mosca se inclina hacia el otro lado antes de despegar. Es lo que se dice, una auténtica hija de puta que se las sabe todas. Y es que la mosca tiene un ángulo de visión de casi 360 grados. Así cualquiera.
SOLUCIÓN DESESPERADA: Estos descubrimientos ofrecen nuevas miradas dentro del sistema nervioso de una mosca y sugieren que en su cerebro existe un mapa en el que la posición de la amenaza inminente se transforma en un patrón apropiado de movimientos en patas y cuerpos antes de echar a volar, una sofisticada transmisión de información del aparato sensorial al motor, aportando nuevas pistas de cómo engañar a este insecto cabrón. Así, es mejor no golpear en la posición inicial de la mosca: ¡apunta a la ruta de escape! Esto suele asegurar el éxito.
¡Suerte con esas cabronas! Y buena caza.
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