viernes, 30 de octubre de 2009

Ridorfer Tasmania de Berlín

Fundado en el año 1900 y acostumbrado a deambular por las categorías más modestas del fútbol teutón, los del Ridorfer Tasmania de Berlín recibieron una grata noticia en junio de 1965, fecha en la que la Federación alemana decidió por problemas económicos descender al Karlsruher y al Schalke 04 y darle a ellos una plaza para competir en la Bundesliga... Pero lo que en ese momento fue una enorme alegría se convirtió con el tiempo en una pesada carga que les acompaña desde entonces en la memoria colectiva.
Apenas sin fichajes y con un presupuesto bastante pobre, cerraron su paso por la máxima categoría del balompié alemán con veintiocho derrotas en treinta y cuatro jornadas. Perdieron doce de sus diecisiete partidos en casa y dieciséis de sus diecisiete choques a domicilio. Por si no fuera bastante, tan sólo alcanzaron la victoria en dos encuentros, convirtiéndose además en el equipo más goleado en la historia de la liga germana con 108 goles recibidos y el que menos dianas a su favor logró en una misma campaña con sólo 15. El Tasmania también figura en el libro de los récords por el menor número de tantos anotados por el máximo goleador de la plantilla (Usbeck, con cuatro) y por la menor asistencia de público al campo (827 espectadores contra el Borussia Moenchengladbach).
En 1973, la entidad se fue a la quiebra para ser refundado varios años después, compitiendo en la actualidad en la quinta división del fútbol alemán (Verbandsliga), bajo el nombre de Tasmania Gropiusstadt, y jugando sus partidos en el modesto estadio Werner Seelenbinder. En un signo de homenaje, en su bandera siguen conservando la T original, clara muestra de que no piensan renunciar a su historia.
Como curiosidad añadida, en el año 2005, cuando el Arminia Bielefeld igualó su registro de ocho derrotas consecutivas en casa (diez en el total de la temporada), los jugadores salieron del terreno de juego escuchando un cántico con cierto aire burlón que le dedicaron sus propios aficionados: "¡Somos el Tasmania Bielefeld!", entonaban. Pero no, que de Tasmania sólo hay uno.

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